miércoles, 30 de abril de 2014

TESTAMENTO DEL PEZ

Yo te amo, ciudad,
aunque sólo escucho de ti el lejano rumor,
aunque soy en tu olvido una isla invisible,
porque resuenas y tiemblas y me olvidas,
yo te amo, ciudad.

Yo te amo, ciudad,
cuando la lluvia nace súbita en tu cabeza
amenazando disolverte el rostro numeroso,
cuando hasta el silente cristal en que resido
las estrellas arrojan su esperanza,
cuando sé que padeces,
cuando tu risa espectral se deshace en mis oídos,
cuando mi piel te arde en la memoria,
cuando recuerdas, niegas, resucitas, pereces,
yo te amo, ciudad.

Yo te amo, ciudad,
cuando desciendes lívida y extática
en el sepulcro breve de la noche,
cuando alzas los párpados fugaces
ante el fervor castísimo,
cuando dejas que el sol se precipite
como un río de abejas silenciosas,
como un rostro inocente de manzana,
como un niño que dice acepto y pone su mejilla.

Yo te amo, ciudad,
porque te veo lejos de la muerte,
porque la muerte pasa y tú la miras
con tus ojos de pez, con tu radiante
rostro de pez que se presiente libre;
porque la muerte llega y tú la sientes
cómo mueve sus manos invisibles,
cómo arrebata y pide, cómo muerde
y tú la miras, la oyes sin moverte, la desdeñas,
vistes la muerte de ropajes pétreos,
la vistes de ciudad, la desfiguras
dándole el rostro múltiple que tienes,
vistiéndola de iglesia, de plaza o cementerio,
haciéndola quedarse inmóvil bajo el río,
haciéndola sentirse un puente milenario,
volviéndola de piedra, volviéndola de noche,
volviéndola ciudad enamorada, y la desdeñas,
la vences, la reclinas,
como si fuese un perro disecado,
o el bastón de un difunto,
o las palabras muertas de un difunto.

Yo te amo, ciudad,
porque la muerte nunca te abandona,
porque te sigue el perro de la muerte
y te dejas lamer desde los pies al rostro,
porque la muerte es quien te hace el sueño,
te inventa lo nocturno en sus entrañas,
hace callar los ruidos fingiendo que dormitas,
y tú la ves crecer en tus entrañas,
pasearse en tus jardines con sus ojos color de amapola,
con su boca amorosa, su luz de estrella en los labios,
la escuchas cómo roe y cómo lame,
cómo de pronto te arrebata un hijo,
te arrebata una flor, te destruye un jardín,
y te golpea los ojos y la miras
sacando tu sonrisa indiferente,
dejándola que sueñe con su imperio,
soñándose tu nombre y tu destino.
Pero eres tú, ciudad, color del mundo,
tú eres quien haces que la muerte exista;
la muerte está en tus manos prisionera,
es tus casas de piedra, es tus calles, tu cielo.

Yo soy un pez, un eco de la muerte,
en mi cuerpo la muerte se aproxima
hacia los seres tiernos resonando,
y ahora la siento en mí incorporada,
ante tus ojos, ante tu olvido, ciudad, estoy muriendo,
me estoy volviendo un pez de forma indestructible,
me estoy quedando a solas con mi alma,
siento cómo la muerte me mira fijamente,
cómo ha iniciado un viaje extraño por mi alma,
cómo habita mi estancia más callada,
mientras descansas, ciudad, mientras olvidas.

Yo no quiero morir, ciudad, yo soy tu sombra,
yo soy quien vela el trazo de tu sueño,
quien conduce la luz hasta tus puertas,
quien vela tu dormir, quien te despierta;
yo soy un pez, he sido niño y nube,
por tus calles ciudad yo fui geranio,
bajo algún cielo fui la dulce lluvia,
luego la nieve pura, limpia lana, sonrisa de mujer,
sombrero, fruta, estrépito, silencio,
la aurora, lo nocturno, lo imposible,
el fruto que madura, el brillo de una espada,
yo soy un pez, ángel he sido,
cielo, paraíso, escala, estruendo,
el salterio, la flauta, la guitarra,
la carne, el esqueleto, la esperanza,
el tambor y la tumba.

Yo te amo, ciudad,
cuando persistes,
cuando la muerte tiene que sentarse
como un gigante ebrio a contemplarte,
porque alzas sin paz en cada instante
todo lo que destruye con sus ojos,
porque si un niño muere lo eternizas,
si un ruiseñor perece tú resuenas,
y siempre estás, ciudad, ensimismada,
creándote la eterna semejanza,
desdeñando la muerte,
cortándole el aliento con tu risa,
poniéndola de espalda contra un muro,
inventándote el mar, los cielos, los sonidos,
oponiendo a la muerte tu estructura
de impalpable tejido y de esperanza.

Quisiera ser sombra entre tus calles
una sombra cualquiera, un objeto, una estrella,
navegarte la dura superficie dejando el mar,
dejarlo con su espejo de formas moribundas,
donde nada recuerda tu existencia,
y perderme hacia ti, ciudad amada,
quedándome en tus manos recogido,
eterno pez, ojos eternos,
sintiéndote pasar por mi mirada
y perderme algún día dándome en nube y llanto,
contemplando, ciudad, desde tu cielo único y humilde
tu sombra gigantesca laborando,
en sueño y en vigilia,
en otoño, en invierno,
en medio de la verde primavera,
en la extensión radiante del verano,
en la patria sonora de los frutos,
en las luces del sol, en las sombras viajeras por los muros.


Gastón Baquero

domingo, 27 de abril de 2014

RECOPILATORIOS 3

Colaboraciones y participaciones de Amaury, grabadas en otros discos no incluidas en su discografia oficial.



viernes, 18 de abril de 2014

EXPROFESSO

Luces de antaño
fueron inmortalizando tu silueta.
Salvé cada tramo de tu piel
de la contaminación y la guerra ecológica.
Exageré quizás, cuando dibujé cada gesto tuyo en un poema.
Intenté limpiar el cielo con tu nombre
borrar el mundo con tu rostro
dislocar estaciones
romper esta esperanza radioactiva que nos vence
sin ceder a los rituales de la muerte.
Ahora quiero coser mis heridas con tus sueños
te respiro en el azul de mis contornos
y mi odio se duerme en la llovizna que no cae...

Salgo a buscar la lluvia para recordarte
viajo hasta tu imagen que quema
y esparce mis palabras por el aire.
Llegaste a deslumbrar primaveras
mares y otras cosas que siempre fueron luz.
Susurraste un bolero
para desliar tu sombra en mi pared
y en el undécimo mes le sumaste abriles a mi alma
que palidecía en números ordinarios.
Me dejaste carente de tu notoriedad,
intente en poemas contarte mi silencio
(tal vez apenas logré murmurarte mi tristeza)
Anduve errante como una cruz sin Cristo
tras el rastro de tus huellas
mientras tu te mecías entre las sombras de mi ausencia...
Hoy no sé si existo, ni se donde estoy.
Estuve atrapando hiatos y cacofonías
y engendré algún que otro verso melancólico.
La rutina quiso hundir sus fríos dedos en mi corazón
y en espiral adiviné la hipotenusa de tu nombre.
Me libre de mí mismo
del mal que propone Hara-Kiris
y enarbola las banderas del tedio.
¿Cómo estar ajenos a las perturbaciones,
al viento que trae las resacas
 y a la vez trae tu nombre, tu perfume. ?
Devuelves un vago recuerdo de horas nulas
y primaveras robadas a contraluz.
Vives en todo lo que me rodea
eres un poema que se me ha escapado

y hoy deambula por la ciudad.

domingo, 13 de abril de 2014

jueves, 10 de abril de 2014

RECOPILATORIOS

Siempre me ha gustado hacer mis propias ediciones "recopilatorias" de canciones sueltas, dispersas, o simplemente, agruparlas por algún motivo, para de poder disfrutar luego de todas ellas juntas cual si fuera un disco mas. A veces los artistas que solemos seguir, que tenemos todos sus discos, tienen muchas canciones grabadas en discos colectivos, o colaboraciones en otros discos, que están fuera de su discografia oficial, y de este modo, podemos tener un disco mas. Antes eran en cassettes, ahora son CD's.

Santiago Feliu, temas dispersos.


IMAGENES Y POEMAS 4