miércoles, 27 de agosto de 2014

PEDRO


 El sábado 16 asistía a un concierto de Pedro Luis Ferrer en la nueva sede del grupo de teatro El Ciervo Encantado, en 18 e/ Línea y 11, en el Vedado. Es una sala pequeña, aunque no tanto, y el concierto tuvo un sabor íntimo: público en complicidad y adoración, en tanto el artista hizo lo suyo con la sencillez y la cercanía de una peña casera.
 Aunque hace un par de años que nos vemos muy ocasionalmente, Pedro y yo somos amigos, he tenido el privilegio de ser invitado a descargas –y asados, éste es un cubano de la vieja escuela que disfruta la carne de puerco, la yuca, los tamales y demás exquisiteces canonizadas por la tradición– en el portal de su casa, coincidimos por un tiempo en Madrid, hemos conversado sobre arte y política en incontables ocasiones, e incluso una vez, en Cárdenas, me honró pidiéndome leer un par de textos míos durante un concierto suyo. Y no olvido una ocasión en que, abocado a una decisión importante en mi vida, su consejo inmediato, duro y decisivo salvó mi alma.
 Pedro es uno de los grandes, eso todo el mundo lo sabe, y lo es no sólo por su música, de por sí inmensa, sino por su estatura ética. Recuerdo a una amiga estremecida, allá por los tardíos ochenta, poniéndome un cassette en su casa: “Mira lo que Pedro Luis dijo anoche en un concierto”. Cuando la excomunión era el castigo por decir y cantar lo que se pensaba, él siguió cantando y pensando; cuando nadie se atrevía, él lo hizo, y no por afán de protagonismo, sino por ser consecuente con lo que le dictaban el corazón y las entrañas.
 Pedro ha investigado los géneros de la música cubana, e incluso ha creado interesantes simbiosis, como la changüisa; un buen número de sus temas populares son guarachas donde exprime deliciosamente el idioma. Si hace recuento, como en esta ocasión, impresiona la cantidad de canciones estupendas que ha lanzado a la palestra e instaurado en la memoria colectiva: MariposaInseminación artificialComo me gusta hablal españolEn espuma y arena,Mario AgüéRomanza de la niña malaQué misterio hay en tiCarapacho pa’ la jicotea100 % cubano,Abuelo PacoEn la lunaYo no tanto como élLa tarde se ha puesto tristeFundamentoYo no quiero manteca, Si no me voy de Cuba, Ahora que permiten criticar…y otras que se me escapan o recuerdo sólo a medias, como aquel tema de unas remotas Aventuras televisivas: Cuídate del enemigo que te mata, que te mata, que te mata (…) Si el enemigo viene a darte la muerte dásela tú (…) Muérete por ser libre, muérete por tu nombre(…) Con una vitalidad y agudeza que los años respetaron, en vivo el trovador desgrana sus versos –a veces tiernos, a menudo satíricos– o los de Raúl Ferrer o cualquier gran poeta, famoso o no, a quien decida rendir homenaje; hace anécdotas propias o ajenas con una gracia que envidiarían muchos actores; improvisa con desconcertante agilidad si sucede algún tropiezo técnico o lo interpela alguien del público. Cuando habla de la familia uno comprende de dónde viene, dónde ha bebido su inagotable ingenio.
 Pedro es ecológico. Una fuente de energía limpia y –esperemos que por mucho, muchísimo tiempo– renovable.  
(26 de agosto 2014)
Eduardo del Llano
Tomado de:  http://eduardodelllano.wordpress.com/2014/08/26/pedro-2/

sábado, 16 de agosto de 2014

LENCERIA FEMENINA DE JOHN KACERE

John Kacere (1920-1999) fue un pintor estadounidense que en sus inicios abrazó  el expresionismo abstractohasta  que, en la primera mitad de los años sesenta, dio un giro radical a su obra para adentrarse en los terrenos del fotorrealismo. Desde entonces su obra se centró en pintar torsos femeninos en ropa interior.



















de: http://www.culturainquieta.com/en/erotica/item/4337-john-kacere.html

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