viernes, 13 de noviembre de 2015

ANNABEL LEE


Hace muchos, muchos años, en un reino
junto al mar,
Habitaba una doncella cuyo nombre os he de
dar,
Y el nombre que daros puedo es el de
Annabel Lee,
Quien vivía para amarme y ser amada por mí.
Yo era un niño y era ella una niña junto al
mar,
En el reino prodigioso que os acabo de evocar.
Mas nuestro amor fue tan grande cual jamás
yo presentí,
Más que el amor compartimos con mi bella
Annabel Lee,
Y los nobles de su estirpe de abolengo señorial
Los ángeles en el cielo envidiaban tal amor,
Los alados serafines nos miraban con rencor.
Aquél fue el solo motivo, ¡hace tanto tiempo
ya!,
por el cual, de los confines del océano y más
allá,
Un gélido viento vino de una nube y yo sentí
Congelarse entre mis brazos a mi bella
Annabel Lee.
La llevaron de mi lado en solemne funeral.
A encerrarla la llevaron por la orilla de la mar
A un sepulcro en ese reino que se alza junto al
mar,
Los arcángeles que no eran tan felices cual los
dos,
Con envidia nos miraban desde el reino que es
de Dios. Ese fue el solo motivo, bien lo podéis
preguntar,
Pues lo saben los hidalgos de aquel reino
junto al mar,
Por el cual un viento vino de una nube carmesí
Congelando una noche a mi bella Annabel Lee.
Nuestro amor era tan grande y aún más firme
en su candor
Que aquel de nuestros mayores, más sabios en
el amor.
Ni los ángeles que moran en su cielo tutelar,
Ni los demonios que habitan negros abismos
del mar
Podrán apartarme nunca del alma que mora en
mí,
Espíritu luminoso de mi hermosa Annabel Lee.
Pues los astros no se elevan sin traerme la
mirada
Celestial que, yo adivino, son los ojos de mi
amada.
Y la luna vaporosa jamás brilla baladí
Pues su fulgor es ensueño de mi bella Annabel
Lee. Yazgo al lado de mi amada, mi novia bien
amada, Mientras retumba en la playa la nocturna
marejada,
Yazgo en su tumba labrada cerca del mar
rumoroso,
En su sepulcro a la orilla del océano proceloso.

Edgar Allan Poe

Un poema y dos canciones, dos inspiraciones en tiempos y geografias diferentes.....


jueves, 5 de noviembre de 2015

EPICOS SUICIDIOS

En el plateado cielo
esgrimen su regocijo aquellas nubes,
disimulando figuras
que sugieren épicos suicidios.
Lienzo en blanco
dispuesto al amor
desde las despeinadas palmeras
filtrando sol
y fragmentos de vida.
Desandando penumbras
rubias histéricas y el salfuman
de la filosofía desencantada.
Margen de todas las agendas
encabezado rutilante
primicia de titulares,
el plomo y el cañón
todo se hace hierba
que florece silvestre
para deleite de vacas
que lamen las banderas.
Vino servido en copas de ensueño
derramado sobre el mantel
enredo de melancolías,
sombra para poetas grises.
Te pertenece cada esquina
mía la costa con sus “dientes de perro”
acaso las fachadas que murmuran
las farolas que me ignoran.
Todo confluye a esta hora
un descarrilamiento inoportuno
silencio que golpea
lagrima que escapa
alma que suspira.
La fantasía edifica palacios
con cimientos de espuma.
Lo que fue música se convierte
en chirrido, hematoma del viento
¿acaso cantan las cadenas del preso
con su metálico quejido
o son grito de libertad?
Suenan entonces las campanas
catedrales que se pudren
bajo una sotana nauseabunda.
El horizonte le pertenece al ojo
aunque lo sueñen pasos,
así desde mi ventana
veo pasar las nubes
disimulando figuras
que sugieren épicos suicidios
sobre el plateado cielo.

IMAGENES Y POEMAS 4