Acurrucada
en si misma
la
esperanza pernocta
devora
mi alma de un mordisco
pone
punto y seguido en las ventanas.
Más
allá alumbra de puntillas el deseo
sueño
eternizado en moléculas del tiempo,
la
conservan solo para discursos oficiales
una
replica suya ha sido expuesta en el museo.
Señora
verde, de vertical presencia
y
lejano horizonte intocable
se
presenta a ratos atlética y risueña.
Otras
desaparece
se
borra del paisaje.
Serás
acaso una escenografía
un
montaje falso
una
ilusión óptica
que
centellea lejos.
Fragmentos
de la ingenua esperanza
retoñan
como ramas entusiastas
tal
vez el alma fue el insípido alimento
que
nos salvó de la hambruna.