II
Dedicado a mi gran amigo Othoniel Rodríguez que me lo inspiro
Nunca acudimos a la cita, pues no teníamos lugar exacto para encontrarnos, el recuerdo tiene esa trampa, puedes estar en cualquier rincón del universo, en cualquier latitud geográfica y además en cualquier etapa de la involución humana.
Fue encontrarle en todas partes, en toda la America nuestra, y suya, pues era novia de todos. Saltamos de Buenos Aires a Ciudad México como quien pasa la pagina de un libro sin salirse de la trama de la historia. España y Cuba, boleros y tangos, rancheras y rumbas, milonga y vals, viajo por todas nuestras arterias, esas vitales que van directo al corazón y lo hacen palpitar de emoción, ante tanto talento, tanta belleza y tanto esplendor.
Voy encontrando huellas suyas a mi paso, como quien encuentra los pétalos de una flor que deshojara una joven enamorada. Y con su nombre libertario, que portamos como una bandera sin colores precisos, una bandera blanca, sin escudos, sin arrogancias, tan solo iluminada por el resplandor fugaz de las estrellas.
En la pantalla del cine aparecía otra vez aquel rostro, aquella eterna juventud de hermosura inigualable y talento irrepetido. Libertad Lamarque sonríe en blanco y negro y llena el alma de múltiples colores.
Nov-2010
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