Othoniel Rodríguez, al piano. / MOISÉS PÉREZ AGUSTÍN M. GONZÁLEZ SANTA CRUZ DE TENERIFE
Diciembre es especial para Othoniel Rodríguez. Por estas fechas coinciden varias efemérides de ilustres figuras que han marcado la carrera de este genial pianista cubano: los cumpleaños de Dulce María Loynaz, Alejo Carpentier y Alicia Alonso, y el aniversario del fallecimiento Ernesto Lecuona. En los 16 años que lleva en Tenerife no ha perdido la costumbre de rendir tributo a sus maestros. El próximo jueves lo hará de nuevo en el antiguo convento de Santo Domingo, en La Laguna, con la tertulia artística En un salón de La Habana, donde sus actuaciones al piano estarán acompañadas con las narraciones de la actriz cubana Coralia Rodríguez. Esa noche La Laguna tendrá sabor habanero.
- El destino y Ernesto Lecuona le trajeron a Tenerife hace 16 años ¿Por qué su devoción a Lecuona?
"Sin proponérmelo, Lecuona ha marcado toda mi vida y mi carrera. Ha estado presente en mi debut artístico, con cinco años, en mi debut profesional, en muchas galas en Cuba. Lecuona es mi memoria. Vine a Tenerife como invitado para actuar en la gala del centenario de su nacimiento y, con motivo del centenario del cine, tuve el privilegio en Cuba, en el Teatro Payret de La Habana, de acompañar una película silente, El sombrero de paja, como lo hizo él en sus comienzos como pianista. Lecuona ha sido el más famoso y prolífico compositor cubano a nivel internacional. Fue el primer músico que utilizó el vocablo afrocubano. Él llevó la percusión africana a las salas de concierto. Yo intento contribuir con mi granito de arena a divulgar a Lecuona y a toda la música cubana menos conocida. Siempre trato de explicar su origen, transculturación y mestizaje. Verdaderamente, me complace ver aquí cómo Luis Correa, director de coros; Mark Peters, chelista; y la coral Reyes Bartlet e Ismael Perera, entre otros, interpretan excelentemente obras de compositores cubanos".
- Además de pianista, usted es promotor cultural ¿De qué evento está más orgulloso?
"Sin duda alguna, La Huella Universal de la Cubanía. Fue un trabajo de años, de mucha investigación, para rendir un merecido tributo a las personalidades cubanas que triunfaron en la Europa del siglo XIX. Entre ellas está la Condesa de Merlín, María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo, una musa criolla, cantante y escritora, que brilló en París con sus tertulias y que abrió las puertas de otros ilustres de la cultura cubana que luego triunfaron en Europa".
- Usted es un heredero de esa tradición cultural cubana y ha promovido importantes tertulias artísticas, en Cuba y en Tenerife ¿Qué tienen?
"Me han dado muchas satisfacciones. Empezando mi carrera tuve el privilegio de compartir la tertulia Entre Amigos durante seis años en la galería de arte Amelia Peláez. Por ahí pasaron todas las personalidades cubanas de la época, con las que pude relacionarme. Luego pasé a una tertulia mía propia en el Palacio de Bellas Artes, alternándola en el Museo de La Habana. También la hice en la casa natal de José Martí y en el Museo de Artes Decorativas".
- ¿Qué personalidades de la cultura cubana conoció en esa época y más le han marcado en su carrera?
"María Cervantes, hija del genial Ignacio Cervantes, que con 95 años tocaba el piano y cantaba como los ángeles. Hizo muy buenas migas conmigo, me regaló música e, inclusive, participé en el festival de su 95 cumpleaños. También conocí a la escritora Dulce María Loynaz; a Alejo Carpentier, que me aconsejó que siguiera con la música cubana; Olga the Banck, hija del profesor de Lecuona Hubert the Banck; Félix Guerrero y Roberto Sánchez Ferrer, que fueron directores de la orquesta de Lecuona; Leo Brower, gran compositor nominado a los Grammy Latinos; las cuatro joyas del ballet de Cuba; el pintor René Portocarrero; Roberto Fernández Retamar, presidente de la Casa de las Américas, y la gran Alicia Alonso, quien demostró que una latina también podía llegar a la máxima excelencia en el ballet".
- ¿Cuál es el proyecto cultural que aún tiene pendiente de hacer?
"Organizar un gran espectáculo dedicado a la mejor música cubana, como aquellos de los 30, 40 y 50, liderados por Lecuona y su tropa: Rita Montaner, Ignacio Villa Bola de Nieve, Esther Borja, etc. Por otra parte, yo quisiera que se creara una cátedra Ernesto Lecuona, como la tiene Alejo Carpentier en la Universidad de Santiago, y como Alicia Alonso en la Universidad Juan Carlos I de Madrid. Lecuona tiene en La Habana una sala con su nombre, concursos y festivales, pero falta una cátedra para divulgar su magisterio. Se debería crear en Canarias, pues aquí falleció".
- ¿En qué trabaja ahora?
"Trabajo en unos seminarios para impartir en las escuelas de música. Uno es La cubanía mediante el piano, sobre un trabajo del escritor, ensayista y gran amigo Virgilio López Lemus. Y otro es uno sobre La influencia de Chopin en la música cubana, basado en una investigación del catedrático y también amigo Cecilio Tieles".
- ¿Por cierto, qué es la cubanía?
"La cubanía nace de la mezcla de las culturas aborigen, española y africana. Virgilio López Lemus la definió como una forma de ser. Es es el modo de ser de los cubanos, de enfrentarnos a la vida. Nuestra música es transculturizada. Ya nace mestiza con los componentes de la música española, la percusión africana y las contradanzas que llegaron a Las Antillas desde Francia y Gran Bretaña".
- ¿Cuántas horas ensaya a diario?
"Yo no uso reloj. Me gusta trabajar hasta lograr mis objetivos, superar las deficiencias, sentirme seguro, en definitiva. En el piano influye mucho el trabajo, pero también el estado de ánimo en cada momento. A pesar de mi carácter, mi fuerte frente al piano no es la agresividad, sino el punto romántico, con algo de melancolía y arranques de fuerte exaltación emocional. Por eso suelo tener muy buenas críticas cuando interpreto a Chopin y a Cervantes. En cualquier caso, yo nunca termino satisfecho mis interpretaciones".
- Ha tenido la oportunidad también de tocar en la Península y en distintas ciudades del mundo. ¿Qué actuaciones destacaría?
"Hay tres actuaciones que me han emocionado especialmente. La primera, mi primer concierto en Canarias, en Los Jameos del Agua, en Lanzarote, en 1994. Fue algo mágico, con el auditorio abarrotado gritando bravos. La segunda fue en 2002, cuando fui invitado al Día de Canarias en el Parlamento Europeo, en Bélgica. Durante la cena se hizo un silencio sepulcral para escucharme. Y mi tercera actuación inolvidable fue en Miami, en 2006: un gran concierto dedicado a Dulce María Loynaz, a Lecuona y al Teide, en el que además me sentí muy arropado con muchas personas queridas, compañeros míos de la escuela primaria, vecinos, profesores
Fue muy bello y emocionante".
- ¿Qué le ocurre con La Laguna?
"La Laguna me enamora porque me transporta al casco histórico de mi querida Habana. Mis primeros conciertos en la Isla los preparé entre los andamios del Teatro Leal. Años después Fernando Clavijo me contrató para actuar en el Museo de Historia, en la ermita San Miguel y, por decisión de la alcaldesa Ana Oramas, en el 160 aniversario de la fundación del Instituto Cabrera Pinto y en la gala Premios CICOP. Hay amor mutuo". |
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