En cada grano de
arena hay un derrumbamiento de montaña.
Hay en ti la fatiga
de un ala mucho tiempo tensa.
No te nombro; pero
estas en mí como la música
en la garganta del
ruiseñor aunque no esté cantando.
Pasaste por mi
corazón como el temblor de luz
por la
colmada red del pescador
Estoy inclinada sobre
tu vida, como el sauce sobre el agua.
Más allá de tu nombre
y de mi nombre,
qué será este esperar
sin esperanza...
Cómo miraré yo el
río, que me parece que fluye de mí...!
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