Kelvis nos trajo el calor de la Habana. El sueño anhelado de tenerlo acá por fin se convirtió en abrazo y canción. Detrás de su rojiza apariencia continua el mismo ser, sigue estando en su camino, sencillo, buena gente, alegre, cubano y gran amigo. Sin pedírselo nos trajo el Morro, la conga de Juana (que con los años va perdiendo tristeza) y una conga nueva. Viajamos en su carroza de tiempo y viento, para llegar allá, donde el sol nos da la enhorabuena. Este friki, donante, mecánico y hasta chofer, nos conduce con su música a un universo que da pie con bola.
Su canto, contamina todo para mi, de tanta energía curandera, infinita alegría, buena onda y ese palpitar irresistible que hace que la sangre se caliente que marea y nos mueva los pies a su ritmo sabroso. Si Roberta Flack supiera. Strike. Rumba buena de Nueva Gerona, a cada instante a toda hora, caminito de Colina, Montera luego la palma, hasta calle 24, preguntaselo a mi hermana.
Y nos llega tu alma colorada, en cada canto sagrado, con ríos intensos en su interior. Sueño que no tiene fin. Vuelve a coger camino. A comer pesca'o. La rumba lo llama. Nos deja un gran recuerdo aquí en el corazón. Cojelo. Lo malo fue lo poco que duro, pero ahora ya empezamos a esperarle otra vez, para volver a compartir, guarachar, y pasarla requetebien a su lado, para decirle a coro, rojo eres "Lo mas grande de la vida".
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