No se de quien es esta foto, me encontre esta imagen y rcorde esta vieja historia.
Aquella esquina
tenia un olor característico, quizás por el orín de los perros en el poste, que
se encharca en los adoquines cóncavos, creando una especie de mancha verde
amarilla mugrienta y mohosa. Quizás por ser la esquina preferida de los
borrachos del amanecer, donde vomitan soledades y alcohol. Donde escupe el que
pasa en un sentido y pisa la escupida el que va al lado opuesto. Es en esta
esquina donde las prostitutas de la noche esperan maquilladas y ansiosas a
algún hombre sin rostro que las compre por un rato, dejando caer al suelo sus
colillas nerviosas embarradas de carmín. Donde se detienen los cazadores a
cazar, y donde mismo le rompieron a un vecino la cabeza para robarle la
bicicleta, dejando una mancha de sangre en el piso que aun hoy perdura.
El caso es que
tiene un olor característico, inconfundible, estoy seguro que si Patrick
Süskind hubiera pasado por aquí, esta esquina fuera la protagonista de su
novela “El perfume” Esta esquina revela toda la realidad y casi parece que la
exagera, principalmente de noche, es cuando se percibe mejor este olor
nauseabundo, al que además se le añaden las ratas y las cucarachas de las
alcantarillas.
solo por las
mañanas es una esquina común, ya que el sereno y el rocío que amanece entre la
acera y las paredes agrietadas trae una frescura matutina que alivia.
En esta misma
esquina dos ancianos se toman de la mano, dos niños intercambian sus sonrisas,
alguien recuerda las proclamas en el piso, y la mirada del oficial Batistiano
clavándose en ellas, y después los golpes, las torturas, los barrotes. Dos
jóvenes pasan de largo y se dan un beso apresurado, algún poeta se detiene a
mirar no se que cosa en el asfalto, pasa un ciego golpeando las señales con el
bastón y la aurora deja caer desde su balcón pétalos de flores blancas.
Aquella esquina
tenia un olor característico, y digo tenia porque ya no existe, ayer llego la
brigada de demoliciones y derrumbo las paredes, cambiaron las señales, la
dirección de las calles, y comenzaron la construcción de una explanada que
llaman parque, sin bancos, sin luces, sin jardines. La gente ahora pasa y
ahorra camino atravesando por la hipotenusa, olvidando la aguda y torpe
sensación de esquina.
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