Los cristales son eternidad
en la pupila del gato.
Una flecha su mirada felina
penetra los objetos, los traspasa,
arena de oro puro
en el fondo de sus redondos ojos.
Silenciosos y ágiles
murmuran sus espadas escondidas
maullo que raja el filo de la noche.
Quietud sepulcral que respira
y espera sigiloso el instante perfecto
para lanzar su estocada feroz.
No hay música que describa
el solemne estilo con que se estira
a la luz de la ventana,
o la inquietud sonámbula
de su nocturnidad.
Los cristales son eternidad
en la pupila del gato.
Una flecha su mirada felina
el también prefiere música
no sabe elegir entre Chopin o Satie.
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