TENERIFE-MADRID-LISBOA
I.
A bordo de un pájaro gigante
con alas de fuego que rompen la noche.
Abajo las ciudades, los pueblitos parecen islas
y de vez en cuando alguna que otra lucecita perdida
que me recuerda a un remero solitario como yo.
Cada cual va a lo suyo
indiferente a cuanto ocurre en el mundo.
Desciende hasta tocar el suelo
ahora las luces se han transformado
a su escala habitual
y la enorme ciudad me devora en su vientre
de asfalto, semáforos y autos.
Voy a mis asuntos
indiferente a cuanto ocurre en el mundo
a cuanto ocurre en cada esquina.
II.
Madrid me hace soñar
"guajirito soy"
sus mandíbulas me trituran sin compasión,
voy a contramundo con la esperanza haciendo nido
en mis bolsillos
y relámpagos de neón, relojes digitales y vidrieras
rebotan en mis pupilas asustadas.
Dejo que la ciudad beba de mis manos
y me descubro en cada rostro que me avista.
Madrid me hace soñar
y todo mi sueño tal vez es un mimo
que parece un muñeco de cuerda
inmóvil, como una secuencia fotográfica,
eternamente como una nostalgia vagabunda.
III.
Atocha con su verde tropical
El Retiro que se asoma feliz
La Puerta de Alcalá que veo en todas partes
y Las Cibeles preguntando por ti.
Vestigios de La Habana en Lavapies
Tirso de Molina, Sol, Callao
algo mío se esparce por las calles
por cualquier rinconcito de Madrid.
IV.
La noche lenta avanza
voy en este tren que se detiene
y vuelve a echar a andar
mientras pasan oscuros por mi ventanilla los paisajes.
La noche es eterna
y canta al ritmo de raíl
voy a favor de un lejano amanecer
y la noche a mi paso se resiste.
"voy... a bordo del encanto
voy soñando el porvenir..."
La ventana se ilumina
y cae lentamente gota a gota
la mañana entre mis manos.
Lisboa aparece al fin.
V.
La espera es larga
eternamente lenta.
Los edificios se agolpan unos a otros
y sobrepasan las cúpulas que apuntan al cielo.
Veo otra costa a lo lejos
desconocida, lejana,
que se va acercando con disimulo
hasta el Cristo con los brazos abiertos
como si él mismo fuera cruz.
Las fachadas recuerdan los navíos
que hace años dijeron adiós a las ventanas
donde lloraban mujeres y maullaban gatos.
Ciudad marinera, nido de gaviotas,
río mar este espejo con prisa,
manantial llovizna.
Por las callejas estrechas
baja el gris de las paredes desgastadas
las palomas insisten en las cornisas
y los relojes marcan la hora más vieja de Europa
pero también la más próxima a América.
La espera es larga, lenta,
los barcos se acercan y casi se tocan
pero se alejan con prisa
mientras pasa el tiempo
y muere vencido el día.
VI.
El sol se hunde detrás de la ciudad.
Mas allá también hay mar
vuelve tímido a cederle el paso a la noche
que trae su manto negro,
tal vez estrellado hoy que hizo buen día
y parece fiesta.
Viene la noche total
y la luna se afila sus puntillas
Nocturna bestia la ciudad despierta.
Lisboa. octubre 1998
MADRUGADA EN LISBOA
La noche con su paraguas
y las ventanas dormidas
se maquilla la ciudad
como niña presumida.
No hay cafés de madrugada
solo los parques vacíos
las palomas que no duermen
y basureros con frío.
En bancos equidistantes
y en los portales sombríos
duermen cuatro vagabundos
con sus trapos y el rocío.
La noche con su paraguas
y las ventanas dormidas
se acurruca mi nostalgia
y Lisboa entra en el día.
Lisboa, marzo 1999
SI SUEÑO
Si sueño que no te quiero
es por no poder verte
si estoy despierto.
Si sueño que no te veo
es porque te tengo
y no te siento.
Si sueño que no te tengo
es por no encontrar respuesta
al preguntarle al viento.
Si sueño que no te quiero
es porque cuando sueño
sueño que te sueño.
Si sueño que no te sueño
es porque apareces lentamente
y estoy despierto.
Lisboa, marzo 1999
HABANA EN EL CORAZÓN
Transparente y obsesiva
víctima cruel de los espejos,
esclava del pincel gris de mi poesía
escondida en la paleta
de un pintor abandonado.
Víctima de mi amor muerto
como una ventana sola en el desierto,
el mar besa tu boca y tú mi pensamiento.
Habana en el corazón
como un dardo sin sueño.
Bella y descolorida empujando tormentos,
ya me robaste el mundo y yo me lleve tu aliento.
Lisboa. marzo'99
TRAYECTO
Redescubrí a Ruibal
y la noche se iba sola,
le cantaba a mi sombra
y me regalaba Lorca.
La "waltman" no es infinita
porque termina en el cable,
Silvio canta en todas partes,
Madrid se ha quedado atrás
con mis pasos en su sangre.
Lisboa, marzo 1999
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