Nunca
rompimos el ocaso con un grito
pisábamos
los pasos de la muerte
exponiendo
el corazón al frío y contando los instantes
segundos
para sacar al sol viejas promesas
y
colorear el cielo con palomas.
Una y
otra vez
volvió
la inocencia a quedarse en nuestras manos
y
protegidos por la sombra de Dios
ahuyentamos
la ternura y la razón.
La capa
de ozono la rompieron unos locos
que
dispararon al aire,
encontraron
la verdad en todo lo que olía a ropa usada,
no
comprendieron nunca los relojes
y se
orinaron al unísono en el alba.
Recogimos
la paz en cucharadas
colgamos
la libertad en tendederas
y
preparamos para el mundo la trampa del sosiego.
Nunca
rompimos el ocaso con un grito
nunca
la esperanza con el llanto
respondimos
con la estocada del espejo
y
salvamos nuestros ojos del horror.
1991
No hay comentarios:
Publicar un comentario