Estos poemas, aparecen en el libro "Isla Sola" 2002 dedicado al centenario de Dulce María Loynaz. Aquí una selección con aquellos poemas que me llevaron a dedicarle el libro, por su centenario, por lo que significo su persona y su obra en mi ultima etapa en Cuba, y mis primeros años en España. Por nuestras Islas.
¿HACIA
DÓNDE VAS DULCE MARÍA?
¿Hacia dónde vas río
de plata
llevándote en la
claridad del agua
el rostro de la luna
sola
y el silencio de la
voz del alba?
¿Hacia dónde vas ola
que vuelves
espuma de mar, flor
de lo breve?
Te quedas poesía en
los rincones
como lluvia y como
nieve,
arpegio manantial de
donde fluyen
soledades que pueblan
los paisajes
con tu canto de
siempre.
¿Hacia dónde vas
Dulce María?
dama de la palabra
humana
íntima armonía de lo
eterno
esperando el amor
tras las ventanas.
PEQUEÑA
CONVERSACIÓN CON DULCE MARÍA LOYNAZ
ACERCA
DEL RÍO ALMENDARES
Su nombre musical
conserva
este río que ya no
sabe
hacia donde fluye.
¿Juegos de agua?
el río aunque parezca
que se va, siempre se queda.
¿Hacia dónde se han
llevado
la finura de su pie y
su talle.?
Nunca digas qué mano
te lo arranca
tampoco de qué piedra
de tu pecho nace,
ya no es aquel ladrón
de las miradas.
Reposar en sus
orillas, los pies en el agua
era toda gloria
revivida.
Este que aún pasa
bajo los cansados puentes
endereza su cauce
huyendo de los vertidos
que envenenan sus
cristales.
Ya no es aquel,
pasamos deprisa por
su lado
intentando no
respirar
como si a doscientos
pasos más allá
el aliento de la
ciudad no fuera igual.
Restauremos el río
mejor que la casa
aunque nunca pague
nadie para verle.
Ya no serás
iluminada, patria
no bebas las
estrellas de ese río,
eso fue en otro
tiempo
cuando las estrellas
jugaban en su espejo
y el agua era
encantada.
DIVAGACIONES
a Dulce María Loynaz
En el
jardín las rosas mañana se marchitarán
solo en
mi alma perdurarán por siempre
primaveras
las alas color de eternidad.
¿Sabes acaso qué es
la sombra inquieta?
mariposa veloz que
acaricia el aire
y con un beso tierno,
en cada rosa explora.
Para ti lo mismo, la
sed enamorada de la fuente
el sueño de la gota
por ser mar.
Amar ser la música de
cada estrella
reposo de roca, nube
que pasa
serenidad de agua,
fragilidad de lluvia
lágrima de ojos
ajenos, sufrir en otros pechos
y con las manos
llenas de un amor sin odio
derrochar esa luz de
verde incandescencia.
Más lejano, cada vez
más lejano,
corazón inclinado
los años huyen sin
poder atraparlos,
temo que se lleve
aquello que tanto amo
temo irme yo, sin
saber como dejarlos.
Y todo es divagar,
presentir, alucinar
la alargada sombra
estirada y lejana
viene a morir a mis
pies y el otro extremo
toca casi aquella
costa que hoy añoro.
Sólo la sombra viaja
como el sueño
y puede tocar lo que
mis dedos tienen prohibido.
¿Puede volverse
estrella un beso?
sólo lo sabes tú,
jardinera y poeta
oficios que solo
entienden
los que suelen hablar
con las estrellas.
ESPERANZADO
Basado en una idea original
de Enrique
Loynaz.
Una y otra vez
he puesto mi corazón
entre tus manos,
y al suelo áspero y
duro
lo has dejado caer.
Hoy una vez más
lo he vuelto a
levantar
y lo he puesto entre
tus manos
nuevamente,
y otra vez lo has dejado
caer.
Pero al menos
esta vez
te has quedado
observándolo
un instante,
y eso basta.
FLOR
a Flor Loynaz
¿De qué polvoriento
rincón salieron tus palabras?
viva flor de poesía,
las rosas todas no te alcanzan
mujer de “ojos desmesuradamente abiertos...”
guardas con recelo
las cositas de tu madre
hablas en tus versos
de cosas insignificantes
mas ocupan en tu
corazón de mano fría
los eslabones rotos
de una cadena oxidada y en desuso.
Todo sea por tu
nombre, eternidad de los jardines
para la flor: olor, color y
candor, y para mí tú sola,
disparando
cariñosamente poemas con Dulce María.
Tú que sabes de tías
que son personajes inolvidables
yo te invito a que
escuches a la mía decir sin igual la poesía:
"Rosas, rosas a mis dedos crecen"
conmovidos y ausentes
como preludios insomnes,
en el jardín donde
sobreviven el framboyán y la flor de pascua.
Hablemos de los
perros que nos acompañan siempre
de sus ladridos
sinceros a la medalla de la luna.
Por la ironía y la
ternura batiendo las mismas alas
el instante
petrificado en el verso
para servir de leña a
cualquier corazón con frío.
¿De qué polvoriento
rincón salieron tus palabras?
viva "flor"
de poesía.
CONVERSACIÓN CON DULCE MARÍA ACERCA DE LOS ÚLTIMOS DÍAS DE UNA CASA
Para hablar a solas
contigo
flor de poesía que nunca supo marchitar
es imprescindible
este silencio pegajoso
“este extraño silencio: sin perfiles, sin aristas,”
y saber que hablas de
ti misma
cuando la casa habla
en primera persona.
Casa soy, serpentina
de colores
flotando en el aire
de la risa de todos
sombría en las tardes
de verano
cuando el sol afuera
encendía las hogueras
y venían todos a mi
portal buscando cobijo
maldiciendo la
humedad que arruinaba las pinturas
agradecidos del
frescor de limonada fría de mis ventanas
En mi vejez de casa
cargada de recuerdos
gimen entre la luz y
la sombra
la alegría y la
tristeza de los que me habitaron,
todavía el eco de sus
voces retumba en mis adentros
haciéndome cosquillas
nostálgicas en el corazón
y una extraña
multitud de ausencias
recorre el alma
descascarada de mis cimientos.
Afuera ha crecido la
cuidad llena de venas nuevas
que me circundan y me
miran con ojos asustados.
Yo los comprendo, me
admiran
en medio de tanto
infierno vertical de cemento y acero.
Ahora cualquier
cristal vale más
que los rudos dedos
de los albañiles
esculpiendo la
piedra.
¡Ah, regresa ese recuerdo que me atormenta!
aquella grieta
primera, aquel pedazo de cornisa
que se llevó el
temporal.
“Cemento perforado, el mundo se nos hace de cemento”.
Yo cada día comprendo
menos a esos hombres
que se empeñan en
vivir agrupados
amontonados unos
sobre otros en bloques iguales
que solo se
distinguen por un número.
Ya no crean ciudades
nuevas, y se empeñan
en venir todos a
demoler nuestra memoria
nuestra tímida
memoria
de piedras que eran
del entorno.
¿A dónde se han
llevado los muebles?
¿Dónde está el espejo
que nos devolvía siempre
la tristeza de
nuestros rostros en los terribles días,
y la alegría, aquella
felicidad de los días alegres?
Muebles que llegaron
un día y hasta dijeron
que de aquí nunca se
irían.
¿A dónde se los han
llevado?
Ni de puntillas veo
el campo,
hace mucho que no
respiro el aliento del mar.
Todo mi horizonte es
cemento reciclado
esas casas nuevas son
todo mi horizonte
algunas son hermosas,
lo reconozco,
pero bajo sus
cimientos se hunde el eco sordo
de la historia de
otra casa que, como ella,
habitó a sus anchas
el espacio
y no le robó a
ninguna el hueco de su historia.
Recuerdo el día que
vinieron
y ampliaron dos
habitaciones a mi costado.
Esas piedras nuevas
no conocían el lenguaje de la tierra
según ellas,
perfectamente cortadas,
las hacen máquinas,
son huecas y ligeras,
esbeltas y firmes.
Piedras que también le
han robado su historia
a otras piedras
anteriores,
que el hombre las
hace arena
para que una máquina
sin corazón las vuelva piedra.
Los ladrillos de mis
tabiques, todavía recuerdan
las manos del
alfarero, los hornos calientes,
mis ventanas son casi
árboles
Solo los poetas me
comprenden,
solo los poetas
y aquellos
arquitectos que aún se estremecen
cuando la brigada de
demoliciones
golpea eficientemente
las paredes
y cada golpe sobre la
pared más firme
da en su corazón.
textos
en cursiva de D. M. Loynaz
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