VENGO - DE ANGELITO VALIENTE

Vengo

Yo vengo de un río manso,
mi "Ariguanabo" querido
cuyo acuático sonido
me roba sueño y descanso.
Otras veces de romance
me sirve con su agua clara,
y como si el río hablara
de noche con las estrellas
les da un viva cuando aquéllas
se me rompen en la cara.

Yo vengo del surco abierto
cuando en los días de mayo
retumbaba más que el rayo
el grito de tiempo muerto.
Aquel batallar incierto
entregando mis plantíos,
aún siento en los huesos míos
todo el infortunio aquél;
de una mesa sin mantel
y con los platos vacíos.

Vengo de una niñez fría
descalza, sin alimentos,
y con los ojos hambrientos
del libro que no tenía.
Cuando el niño no sabía
de la escuelita cercana,
y pasaba la mañana
fría como su dolor,
gritando por el calor
de un abriguito de lana.

Vengo del cuento de amor
que me hizo una guajirita,
como una flor tan bonita
o más linda que la flor.
La noche tenía el color
plateado de su vestido,
recuerdo, que en un descuido
de la madre, la besé,
y en los labios le dejé
el carmín de mi apellido.

Vengo de tiempos distintos,
en unos del premio supo
y en otros quiso y no cupo
en apartados recintos.
Conocí de los instintos
miserables del patrón,
y de la concentración
de obreros en el central
buscándole al mayoral
dónde tenía el corazón.

Vengo de la carbonera
donde los hombres en torno
a lo que le llaman horno
vigilan la noche entera.
Con los ojos en la hoguera
no duermen.... ¡cuánta obsesión!
y luego, a la población
lleva la "saca" el más fuerte
seguido por una suerte
más negra que su carbón.

Vengo de aquélla corrida
de cintas en el batey,
donde hombre, jaca y yarey
eran una sola vida.
La competencia encendida
rayaba en el apogeo,
caballos a "Guatrapeo"
reventando las ampollas
del camino y las "argollas"
disputándose el torneo.

Vengo de esas noches bellas
plenas de punto cubano
en las que hacen yagua y guano
un pacto con las estrellas.
De donde, como doncellas
asustadas, las palomas
se refugian en las lomas;
y las décimas cantadas
una tras otra empatadas
no tienen "puntos ni comas".