Oigamos al ministro
—Compañeros: vamos a dejarnos de subjetivismos subjetivistas, que el
hecho de que las críticas se hagan al Ministerio de la Construcción no significa que sean críticas constructivas. Aquí hay que estar
claros, porque podemos caer en posiciones acomodaticias. ¿Para quiénes son los
habitáculos que construimos? ¿Para aristócratas? No, estos apartamentos lo van
a habitar revolucionarios, y un revolucionario no se pone a objetar que si el
desnivel aquel o la grieta tal. Si creemos que todo el que venga a vivir acá va
a protestar por nimiedades, estaríamos subestimando a nuestros compatriotas.
Ciudadanos que han sabido soportar todo lo que les ha caído encima, ¿cómo no
van a tolerar que se les desplome una insignificante meseta de cocina? Hombres
y mujeres que han aguantado horas y horas bajo la lluvia, en una trinchera,
esperando al enemigo, ¿cómo van a molestarse por que una minúscula gotera caiga
ininterrumpidamente sobre la cama matrimonial? Tenemos que poner los pies en la
tierra, compañeros, que la cosa está fea y esta Batalla de Ideas no admite
extremismos ni actitudes pequeñoburguesas…
Jorge Fernandez Era.
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