jueves, 18 de abril de 2013

ilo


ilo


Siempre escribo su nombre en minúsculas, no quiero perder el punto de la “i” y es que ilo, nuestra querida Ileana es como el punto de la “i” imprescindible, única, irrepetible. Amiga de todo el mundo, en ella confluyen los afluentes mas diversos. A lo largo de su vida fuimos sumándonos al cauce de su viaje, nunca supimos exactamente hacia donde íbamos, navegamos en la corriente de su rio de franca amistad.
La conocí a finales de 1989 cuando un grupo de amigos comenzamos a interesarnos en el mundo de la artesanía y mas tarde en la cerámica. Allí encontramos a una maestra, que nos dio las lecciones, los materiales, el norte, su tiempo, su casa y su corazón.  De los pinceles y el barro no tardamos en intercambiar casetes, libros, poemas, canciones. Desde entonces la presencia de ilo ha sido siempre vital para todos y cada uno de los que llegamos a ella.
Con el tiempo vamos conociendo a otras personas que la conocían de antes, y a otros que llegaron después, y nos sorprende como todos le queremos por igual, cuanto amor suyo portamos en nuestros corazones. Incluso, hemos llegado a saber de amigos que le quieren a través nuestro, o con quienes solamente mantuvo alguna correspondencia o llamada telefónica y aunque nunca jamás se conocieron en persona, conservan igual ese amor y admiración.   
Y hablo en presente, porque no es cierto que después de tanto luchar perdiera su ultima batalla, ilo no esta físicamente, pero cuanto suyo nos sostiene. Prefiero creer que termino gastándose de tanto darnos, esparcida en cada alma de quien le conoció, en su obra llena de colores, en tantos que le amamos permanece repartida su sonrisa, su palabra justa, su chispa de originalidad, su talento, su alegría contagiosa, su Habana, su nombre así en minúsculas, ilo, con su punto imprescindible.
   
18 de abril 2013  

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