
A la
décima
La
décima vino sola
y no lo
mejor vestida,
acaso un
poco aburrida
de ser
no más española.
Desde el
lomo de una ola
saltó a
la tierra cubana,
y cuando
nuestra mañana
le hizo
un brindis de café
se
entregó al "cucalambé"
para ser
su novia indiana
La
décima vino hecha
por las
manos de Espinel
pero en
el encierro aquel
no vivía
satisfecha.
Pronto
se puso en estrecha
afinidad
con el monte,
en
nuestro azul horizonte
tiene el
mejor abanico
y se
repite en el pico
melodioso
del sinsonte.
"Viajera
peninsular"
no pudo
seguir allí
donde no
aprendió a cantar.
Con sed
de tierra y de mar
hacia
otros campos salió
llegó a
Cuba, se asombró
del
campo de la palmera,
se puso
una guayabera
se hizo
guajira y cantó.
La
décima está en la mano
del guajiro,
cuyo idioma
es el
vaso, donde toma
su
desayuno el cubano.
Está en
el rumor del guano
confidente
de la brisa,
en la
sudada camisa
que las
repite orgulloso
de su
tradición mambisa.
La
décima está a la altura
de la
música mejor,
y ya no
canta al dolor
de su
muerta desventura.
Sigue
siendo la locura
de la
vieja serenata,
pero lo
mismo arrebata
a
pueblos que se apasionan
con
ella, y le acondicionan
el nudo
de la corbata.
La
décima está contenta
porque
se sabe querida
respetada
y comprendida
en lo
que ella representa.
Orgullosa
se presenta
en el
teatro mejor
y el
público espectador
la
recibe y la saluda
con esa
pasión que suda
la
palabra del amor.
La
décima va conmigo
y a
todas partes la llevo
porque
si es viejo o si es nuevo
siente y
sabe lo que digo.
Ella es
el mejor testigo
de mis
luchas interiores,
somos
uno en los dolores
y en
todo estamos los dos
porque
ella es el portavoz
de mis
íntimos amores.
La
décima va en ascenso
consecuente,
positivo
cuyo
paso progresivo
es cada
vez más exitoso.
Yo soy
feliz cuando pienso
que la
vi discriminada
incomprendida,
olvidada
y hoy la
se de viaje en viaje
con Cuba en el equipaje
viajando
en una tonada.
La
décima va del brazo
del
pueblo, y lo mismo va
a Perú
que a Panamá
con
nuestro cordial abrazo.
Ya es
algo más que un pedazo
de
música sin autor
es un
mensaje hecho flor
que
manos del mundo tocan
con
respeto y la colocan
en el
búcaro mejor.
San Antonio de los Baños
nunca te dejé, aquí vivo,
aquí estoy, aquí recibo
tus mimos y tus regaños.
Tú le sabes a mis años
los días
luego me viste mozuelo
hecho más hombre después,
y a los "sesenta" me ves
canas y arrugas de abuelo.
II
En el
sépate un hijo natal
que yo me he sentido igual
estando en Pinar del Río.
Tú vienes de un "veguerío"
y yo igual, "tabacalero"
para darle al mundo entero
la exquisitez de un tabaco
con tripas de Tacotaco
y capas
III
Por saberlo un ateneo
yo quiero a mi Ariguanabo
la madre de los Maceo.
Cuanto soy, cuanto poseo
se lo debo a mi terruño,
está en mi brazo, en mi puño,
y a mi décima mejor
no le pongo otro color,
otra firma ni otro cuño.
IV
Aquí nació Marichal
y aquí nació José Othón,
ya el segundo en un panteón
y el guajiro siempre igual.
En la vieja
está el nombre de José,
y es que se siente y se ve
históricamente entero
en el humo de un veguero
y el aroma de un café.
La
vida me dice canta
La vida
me dice canta
y si no
canto a la vida
me daría
una mordida
el dolor
de la garganta.
Mi
tiempo de luz de imanta
y no hay
tinieblas en él,
no
importa el agobio cruel
de los
años, cuando en calma
estira
la fe del alma
las
arrugas de la piel.
La vida
me dice canta,
y yo
canto, porque vivo
para
cantar, objetivo
que me
impulsa y me levanta.
Solo de
pensar me espanta
que
habré de callar un día,
porque
la existencia mía
nació de
un canto y sin él,
sin
letras se moriría.
La vida
me dice canta
y canto
a la vida en flor
si a más
viejo el ruiseñor
más flores tiene la planta.
Y si el
tiempo que no aguanta
la
espera me hace callar,
cuando
me vaya a enjaular
a la
jaula que me humilla
le
reviento una varilla,
me fugo
y salgo a cantar.
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