CONGLOMERADO DE DUDAS

¿Cuantas veces al día me pregunto quien soy? Mis órganos vitales (y los no vitales) pertenecen a otra gente. Nunca fue mío ni un centímetro de este disfraz que me dieron cuando nací, y se ha ido estirando conmigo con el tiempo. Mañana, como le ocurre a todo el mundo (dentro de muy poco) comenzará a sobrarme traje, a estrujárseme encima, y quedaré como una cartera muy vieja ya en desuso, arrinconada en el penúltimo cajón del olvido.   Por dentro no sé bien como soy, no sabría reconocer mis riñones, ni mi hígado, ni siquiera mi corazón en un tumulto de similares. Por eso me importa muy poco cual escojo. Por eso no podría retenerlos en mi interior si algún día no los necesito. Que se los pongan a otros para que puedan seguir andando. En cambio mi exterior, aunque afirmo que no es mío, no sé si me gustaría verlo pasar en otra gente. Eso de clonarme no me parece buena idea, ya conmigo basta peculiar ejemplar. Si detener a un criminal ahora que todos somos distintos cuesta y a veces no lo logran, que hará la justicia cuando seamos todos iguales unos a otros. Ya hay mucha gente condenada por delitos que no han cometido. Prefiero en ese aspecto ser único en mi especie. Ni aunque me prometan que le quitarían uno a uno mis múltiples defectos.   ¿Y quien responde a mi interrogante cada día? La respuesta la encuentro en el silencio del espejo. Mi personalidad le he ido puliendo a base de ir juntando todas y cada una de las personalidades que voy conociendo. Una mezcla explosiva a veces. A cada ser que admiro le robo un pedacito para tenerlo en mi. Por eso a veces me veo diferentes rostros. No sé como explicarlo, muchas veces ni yo mismo me comprendo, a veces se enfadan dentro de mi seres tremendos, y se forma una hecatombe nuclear, un cataclismo de sentimientos aglomerados. Otras se conocen y se aman como adolescentes, entonces siento cosas inconfesables que me ruborizan de solo recordarlo.   Tantas veces al día me cuestiono lo mismo, por mi mente pasan las respuestas posibles, respondidas por todos y cada uno de los seres que llevo dentro. Llevo mil años esperando que al menos coincidan dos o tres para hacer la voluntad de alguna mayoría, pero ni siquiera en las dudas más elementales me responden lo mismo. El día menos pensado los mando a todos a la mierda y empiezo a ser yo. Pero entonces temeré preguntarme cualquier cosa y mirarme al espejo.        sep-03