lunes, 17 de enero de 2011

HABANA MIA

Habana mía

(Javier Ruibal)


Las guapas por los balcones,
los negros que se remangan,
huele a tabaco y malanga,
sabe a tostón y congrí.

Un príncipe de la danza
sobre sus piernas de atleta
ensaya su pirueta,
su grand jeté cinco mil.

El mago de las finanzas,
el as de la bicicleta,
resuelve su papeleta:
cambio jabón por café.
Hoy, papas por camisetas,
mañana tengo galletas,
pasado, vete a saber.

Y pongo punto y aparte,
ni de noche ni de día,
que tu risa no me falte,
Habana mía.

La furia del dios Caribe,
los días que se suceden,
dejaron en las paredes
todos los tonos del gris.

La mano, niña, que pinta,
como lo mandan los sueños,
un autobús que la lleva
de centro Habana a Madrid.

Como que la luna es blanca
y la ternura es morena,
bendita sabe la cena
sobre el pagano mantel.
Los besos que se repiten
sobre el eterno remite
de un corazón de papel.

Que pone punto y seguido,
ni de noche ni de día
¡Qué poca cosa te pido,
Habana mía!

La mirada impenetrable,
las llagas de la memoria,
las caricias que la gloria
ya no quiere repartir.

En el jardín donde crecen
las flores de la paciencia,
el árbol de la prudencia,
el reino del colibrí.
Es el delirio habanero,
dinero que no es dinero,
manisero sin maní.

Y pongo puntos suspensivos,
ni de noche ni de día,
ya sabes que no te olvido,
Habana mía.



domingo, 16 de enero de 2011

CUANDO TODO HORIZONTE ES UNA ISLA

Isla bordada con encajes de agua

espuma de un dios azul cielo.

Amanece cada mañana en mis pupilas

vacías de calles desgastadas y rotas

y fachadas que intentan colorearse el rostro

con el mejor matiz de su sonrisa.

Como le explico a toda esta gente que no comprende

a todo este mundo sabio que significa

"quiquiribú mandinga" "sarandonga"

Isla toda esperanza en espiral te escribo

una estrella fugaz alumbra un instante el cielo

pero ilumina mi alma marchita para siempre.

Puedo nombrar toda esa gente que amo en ti

gritar mi acorde disonante en el silencio,

tener a mano siempre un listado de muertos

el mar es un tiburón sangriento y también

un delfín azul rozando la tangente de un sueño.

"Babalú Ayé"

pintura del artista Cubano Elio Villate

sábado, 15 de enero de 2011

COMO UNA PLUMA QUE SE LLEVA EL VIENTO

La vi irse calle abajo, liviana, como una pluma que se lleva el viento. ¿Qué hermoso pájaro podría haberse desecho de tan peculiar simpleza? Fueron mis ojos tras sus pasos, persiguiéndola inconscientes, extasiados del albedrío sutil de su desplazamiento, sin percatarme totalmente, del suave acomodo del aire jugando con su pelo ondulado, ni de sus pezones vibrando al ritmo ancestral de la música que desprenden sus tacones gastados. 

 

La vi alejarse definitivamente, incluso otras pupilas le cruzaban al paso, achicándose en el paisaje hasta volverse un punto. Y aun diminuta, centelleaba. Como una linterna en medio de la noche, como una estrella sin dueño que ocupa su rinconcito en el cielo. ¿Qué astro encantado regirá sus mareas? Fue entonces cuando mi sombra se fue tras ella.

 

Solo, anclado en mi, sin el valor que le da la sombra a los objetos, escribí la historia de su adiós en mis dos dimensiones. Tenía el corazón tan afuera como las vocales de su nombre. La sombra es de todos los colores, robándole un poco de luz a cada cosa que toca, siempre parece fresca, serena, acariciable. Aprendí a sobrevivir sin ella y sin el contorno de la profundidad.

 

En el tumulto pasé como uno más, la gente iba tan de prisa que no se detuvo a mirar. La noche me habitó, el sol me descubría. Llevé el síndrome del búho, del murciélago chupa sangre. Hasta hoy que encontré mi sombra con su sombra tomadas de las manos, andando bajo la llovizna. Amándose sin prisa.

 

Mi sombra la conozco con los ojos cerrados, en cambio la suya, pude adivinarla por sus pasos, por el albedrío sutil de su desplazamiento, del aire jugando con su pelo ondulado, también por sus pezones vibrando al ritmo ancestral de la música que desprenden tacones que ahora no veo ni escucho, pero imagino. Livianas, como una pluma que se lleva el viento. Las vi perderse calle abajo sin que nadie se diera cuenta.  

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