Ha
muerto Cesar Vallejo queridos camaradas
lo
tragó el París de su silencio
llevándose
con él la España de aquellos días.
Ha
quedado entreabierta su ventana
y algún
que otro texto incompleto.
Poetas
locos van al cementerio y dejan textos sobre su lapida fría.
Ha
muerto el poeta de la piedra y la mixtura
el
sensible olfateador de rocíos vírgenes
el
irracional esgrimista de idiomas sin barreras.
Ha
muerto el que nació estando dios enfermo
nos
deja el vacío de su aire metafísico, desvinculado del mar.
Sin
miedo de los jueves otoñales
que
coleccionan lluvias
y soledades por los caminos viejos.
Anda su
cadáver campante por las calles
habitando
los espejos de los recuerdos inmóviles
matando
perfectamente cada sombra
de antiguos odios y rencores.
Ha
nacido en mis ojos como un niño
ha
traído toda la espuma del ala rota
su
vagar de medio lado en circulo sobre la escarcha
palabreando
justicia a contrapelo del mundo.
Por la
otra acera pasan los que le envidiaron
susurrando
a sus zapatos marchitos
y al clavel de su silueta deforme.
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