miércoles, 23 de septiembre de 2015

FRANCISCO BONNIN Y SU ESTATUA SIN NOMBRE

Esta entrada va con un poco de historia. 


Durante mis primeras caminatas por el Puerto de la Cruz en 1998, en la Plaza José de Arroyo, muy próxima a la Plaza del Charco, encontré un conjunto escultórico con la estatua de un anciano pintor, que portaba su pincel y su paleta, pero donde debía estar la placa alegórica, solo estaban los orificios vacíos, lo que llamo profundamente mi atención y me di a la tarea de saber mas sobre aquel personaje desconocido que alguna vez había merecido tan hermoso homenaje.
Por esos mismos días leía el libro de Dulce María Loynaz "Un verano en Tenerife" que fue quien me ayudo a comprender un poco mas a aquellas islas y comenzar a mirar con otros ojos aquella isla maravillosa de Tenerife. Pues en el libro aparece en un capitulo, un dialogo, entre la poetisa Cubana y el pintor Canario Francisco Bonnin, además de comentar sobre su arte, sus visitas a "su casita soleada" hogar del pintor en el Puerto de la Cruz, cuando ya tenia 83 años, y la triste historia de la hermana del pintor que tanto la conmueve.

  


La escultura era la de Francisco Bonnin, y por aquellos días nació este poema, cuyos primeros versos fueron escritos aun sin saber de quien se trataba y quedo finalmente terminado en 2002.  Felizmente la tarja con su nombre un buen día regreso a la escultura y allí perduran en el corazón del Puerto, este es mi pequeño  homenaje a este pintor, maestro consagrado de la acuarela, fundador de la Agrupación de Acuarelistas Canarios y sin lugar a dudas un prestigioso y talentosísimo artista.

 ESTATUA SIN NOMBRE
a Francisco Bonnín

Inmóvil
con el aire moviendo el bronce de sus cabellos
mirando de reojo a la ciudad
que indiferente pasa por su lado,
sin apenas leer ese cartel transparente
que alguna vez debió nombrarle.

Algún turista distraído
con sus calcetines blancos
bordea el pedestal de mármol
soportando el olor de los bidones de basura
intentando encontrar algún letrero
que le identifique.

Jamás he visto una flor colocada a tus pies
tan solo se marchita la ciudad,
mientras de tu paleta brotan rosas.
Yo te regalo este poema
la naturaleza muerta de mis palabras
marina de mi alma vagabunda.

Pasaré por tu lado
miraré de reojo tu silueta
tus pinceles como dardos disparados
escribirán una vez más en mi corazón
tu nombre transparente,
el arco iris nace en tu paleta
mientras el aire mueve el bronce de tus cabellos.

diciembre 2002

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