
Remington detestaba como utilizaban la pintura las Galerías y los críticos de arte, detestaba el esnobismo implícito de exposiciones e inauguraciones. Prefirió, cual niño, pintar y esculpir temas relacionados con algo tan trivial y poco “artístico” como los Cowboys, Indios, Caballos y Soldados.

Con la influencia de un tío logró publicar en Harper´s Weekly sus obras del Oeste; corría el año 1882 cuando Remington comenzó su relación con el famoso Semanario, que lo mandó a encontrar a Gerónimo, algo que nunca sucedió, por supuesto.
Irónicamente los críticos dijeron que sus dibujos eran poco naturales y primitivos, bastante injusto para un hombre que dibujó con exquisita técnica ese ambiente del Oeste.
Trabajó para el magnate periodístico William Randolph Hearst durante la guerra de Cuba, en 1897. Se dice que al no ver señal de ningún enfrentamiento le mandó un telegrama a Hearst solicitándole permiso de volver a casa por no existir guerra. Hearst le contestó: “Usted suministre los dibujos, que yo suministraré la guerra”. Por este “aburrimiento” Remington comenzó a realizar esculturas en bronce.

https://arteyartistas.wordpress.com/2008/03/10/frederic-remington-1861-1909/


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