lunes, 2 de marzo de 2009

OTHONIEL RODRIGUEZ, PIANOMAN Y AMIGO

Cuando Othoniel se sienta frente al piano, y comienza a tocar es como si el mundo se detuviera en ese instante y todo ocurriese al compás de la música que producen sus dedos sobre el teclado, impulsados no solo por las ordenes naturales que dicta su cerebro, mas bien pareciera que sus dedos como marionetas los mueve directamente el corazón.


Este amigo entrañable, Ariguanabense sin par y con orgullo, nos regala en sus conciertos su alma convertida en manantial, en ojo de agua de su tierra, y fluye la música como un río, que atraviesa caprichoso nuestras vidas y nuestros sentimientos, hasta ir a sucumbir en un sumidero de silencio, cuando la ultima tecla ha golpeado dentro del piano a las afinadas cuerdas y el eco vibrante de la ultima nota ondea en el aire.


Su paso por los conservatorios de música "Castillo" "Amadeo Roldán" o "Ignacio Cervantes". Mas las clases de perfeccionamiento con los profesores Sylvia Turk, Fayna Braginskaaia y Manuel Suárez, son la formación de este peculiar músico Cubano. Coincidió con personalidades de la talla del escritor Alejo Carpentier, el concertista Cecilio Tieles, la compositora y pianista María Cervantes (hija del genial Ignacio Cervantes) y el compositor e intérprete César Portillo de la Luz, quienes al apreciar las singulares características del joven pianista le aconsejaron que se especializara en la música cubana.


Presentándose en los mas importantes auditorios de Cuba, donde mereció célebres galardones, como la medalla del "75 Aniversario del Palacio de las Bellas Artes", y la distinción 'Adolfo Guzmán', por su aporte al desarrollo cultural de la ciudad de La Habana. Realizar grabaciones en programas de televisión, como solista y como acompañante de las más trascendentes figuras de la música cubana, le han hecho poseedor de una exquisita sensibilidad interpretativa, incluyendo en su repertorio un amplio diapasón que va desde la llamada música culta (o clásica) hasta la música popular.


En 1994 Othoniel llegó a Tenerife invitado para la conmemoración del nacimiento de Ernesto Lecuona. En poco tiempo su talento interpretativo fue conocido y reconocido en todo el Archipiélago, casi todos los escenarios de la isla se han rendido ante la música de Othoniel, y desde las atlánticas afortunadas viaja a la península para llevar su arte a otros rincones de la madre patria, siguiendo por diversos países de Europa. En 2002 actuó en Bruselas (Bélgica), Berlín (Alemania), Navarra y Madrid, dentro de los actos conmemorativos del centenario del natalicio de la escritora cubana Dulce María Loynaz, y en la celebración del Día de Canarias en el Parlamento Europeo. En 2004 presentó con gran éxito en la isla de La Gomera su proyecto 'Plataforma Cultural del Atlántico'. Al año siguiente fue contratado para un ciclo de conciertos a bordo de un crucero por el Mediterráneo, que le permitió conocer ciudades como Génova (Italia) y Casa Blanca (Marruecos).


Coincidir en el mismo lugar, en los mismos años, cuando de algún modo la soledad y la nostalgia nos golpean, nos brindo su mano mágica de amigo, que así como es capaz de reproducir las mas hermosas melodías con ellas, también nos las ofreció abiertas, inmensas, llenas de una música tal vez silente, pero desbordantes de calor y sincera amistad. Y no es casual que años atrás, el mismo ser actuara de la misma manera con otras personas que tuvieron el privilegio de conocerle, y ya me lo habían descrito desde el día que me recomendaron encontrarlo en ese maravilloso rincón del universo que nos deparo el destino. Nuestro encuentro, memorable, que desde el mismísimo instante nos regalo su espíritu, su bondad y su alegría. Tenerife fue el escenario de fondo para nuestra amistad, isla de una particular belleza donde las noches del Botánico o casa Ábaco, ponen una peculiar banda sonora a tanta inmensidad.



Hace poco volvimos a reencontrarnos del otro lado del atlántico, cuando viajo hasta la Florida (Estados Unidos) para ofrecer un concierto en el Auditorio Wolfson, del Miami Dade College, dentro de una delegación del Gobierno de Canarias.


Las mejores palabras sobre Othoniel están escritas en las teclas del piano, sus dedos magistralmente saben convertirlas en arte. Con el espíritu de Lecuona, de Chopin, de Cervantes o de Saumel, mas la siempre presencia de esa alma inagotable de Dulce Maria Loynaz, va este artista genial dejándonos lo mejor de si, poniendo música a nuestras vidas, en el espejo del ayer o en las ventanas del mañana.



Onelio Pérez


Febrero'09



Más sobre Othoniel Rodríguez en http://alpianoothoniel.com/



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