domingo, 29 de marzo de 2009

HIJA DE LA DECIMA

para mi prima Carmita



Cuando hace algún tiempo te escribí un extenso poema, que hablada de ciertos hilos invisibles que nos atan, que nos unen en una dimensión desconocida, trataba de dejar plasmado esa suerte que nos brinda el destino de compartir tantas cosas, desde la existencia al unísono hasta los apellidos, el pueblo, la pasión. Tal vez por ser la mayor de tantos primos que nos criamos como hermanos, te miramos siempre como la guía de todos nuestros juegos y nuestras inocencias. Por eso cuando en tu casa descubrí los libros de Marti, de Neruda, y otros tantos, que eran de tu padre, aprendí del tesoro que guardaban aquellas páginas vigiladas por la estática mirada de un dragón azul.



En el patio donde el ciruelo se empeñaba en hacernos compañía, pasamos toda la infancia, devoradores de pan con aceite, y alguna limonada que ya nunca mas ha vuelto a ser la misma, no tanto por el jugo de los limones criollos recogidos por nosotros mismos, como por la frescura de las tardes bajo la tierna mirada de una abuela de luz, y dos hadas madrinas que estaban presentes siempre, una con su sombrilla y la otra atenta al café, una blanca y la otra negra, iguales para todos.



Siempre recuerdo aquella calle de nuestra niñez, aquella casa, la puerta enganchada y cuando dejaban el litro de leche, y la viejita aquella que quería que yo le trajera un puñadito de tierra, no recuerdo ya si de Pinar del Río, o si de alguna otra parte. Cuantas horas dedicadas a crecer nada mas, a ser felices, teniendo cerca a esos seres que lo dieron todo por nosotros, y ya no están. Tal vez tu visión, por ser mayor, no sea exactamente igual a la mía. Seguramente distorsiono instantes, confundo fechas, exagero. Pero te seguíamos, inconcientes, si decías que algún libro valía la pena, si Serrat, si Silvio. Cuando años mas tarde choque de golpe con tu libro de Benedetti, aquel donde conocimos de "táctica y estrategia" y otros tantos poemas clásicos hoy, insustituibles. El mismo libro que de ir y volver de librero en librero, olvido de donde procedía. Mas tarde Tagore y su "Ofrenda Lirica" y así sucesivamente, desde la mancha de Chaplin en la pared hasta la ultima décima improvisada por Valiente.



Cuantos dominós y cubiletes, cuantas comidas, cuantas anécdotas. Llegar a tu casa siempre fue llegar a la mía. Nunca me sentí extraño en aquel mundo. El ángel de la felicidad de aquel hogar fue sin lugar a dudas tu madre, nuestra querida Mima, que supo ser feliz por fuera y para todos. Que con su carácter noble y explosivo, sacaba estrellas de la maquina de coser y sabia el secreto de los tamales. Le brotaba el isleño del corazón. Por eso nunca dudamos cuando un día nos preguntaron ¿Quién ustedes creen que debe ser la primera en ir a Canarias? Heredera natural de la cabeza de la familia desde el día que nos falto la abuela.



Pero no recuerdo estas cosas con tristeza. Fuimos privilegiados y hemos aprendido a dar amor a nuestros hijos, transmitirles lo mismo que nos dieron a nosotros. La vida finalmente nos encamino a cada cual, tal vez nos hizo trampas el destino. Un día te vimos aparecer con otra mitad, algunos les llamábamos el once, peculiar manera de ponernos nombretes, pero llenos de ternura, así tuvimos a las dos urracas, un mango filipino, un culo bajito y otros que ahora no recuerdo. Pero también te di mi apoyo incondicional el día que supiste decir basta, y no quedarte como rama herida secándote y marchitándote en soledad, como hicieron algunas de nuestras mas queridas tías, la vida a veces hay que obligarla un poco, a que se amolde a nuestra felicidad, a satisfacer los deseos imprevistos de nuestros corazones.



Bueno, a veces estas cosas andan atascadas en nuestras almas, hay que sacarlas, dejar el sitio libre a nuevas vivencias. Andar lejos de todos, de todo aquello, me hace a falta de tener a mano aquella realidad, construírmela con palabras, tapizadas por nuestros mas sinceros sentimientos. Y allí, siempre estas tu, le elegida, la preferida de todos, mi prima mas poética, la que nació del verso de una décima improvisada que germino en flor, único tesoro que conservo tu madre de lo que fue su silente y mas puro amor.



Febrero 09


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