miércoles, 10 de noviembre de 2010

EN UNA ESQUINA DE BUENOS AIRES


EN UNA ESQUINA DE BUENOS AIRES

Me cité con su sombra en una esquina, no recuerdo ningún detalle simbólico de aquel lugar, Buenos Aires está lleno de lugares recónditos. Mil veces la vi aparecer entre la gente, despavoridas, iban tomando cada una rumbos inciertos, ajenos, desconocidos. Alguna melodía llegaba a mis oídos, procedente de cualquier ventana abierta en este veranito, cuando hay navidades en Madrid. Era un tango creo, o tal vez no, pero recuerdo un tango. Seguramente era Sabina cantando “Con la frente marchita” que tarareada desde aquí tiene otro significado.

Me cité con su ausencia, por allí desfilaron todos los Argentinos que aprecio, Fito me lanzó una carcajada desde ninguna parte, Charly abrió las ventanas de su incertidumbre para dejar caer desde un séptimo piso la melancolía, en la otra acera “La negra” y Gieco hacen dúo para llamar mi atención. Sin embargo no aparecía ella, pasaron de largo otras mujeres, todas llevaban su mirada, sus pupilas avejentadas, incluso pensé reconocer a cada madre de la plaza de mayo en aquellos ojos, en aquella tristeza. Pero ella no era ninguna, y era todas.

Me cité con su silueta, reconocí los lugares que ayer vi solo en postales, pero ahora están ahí, delante de mi, y falta su firma, su escritura. Nada pudo Baglietto convirtiendo adoquines en estrellas, ni Piero, ni Lerner, ni Gardel ni Lepera. Pasó Susana Rinaldí en un carrusel de luz, iban con ella Teresa Parodí y Nacha Guevara. En todas las canciones le escucho, le veo aparecer silbando mis recuerdos, tropiezo con la huella de Silvio y Pablo, con una muchacha que en sus auriculares íntimos escucha a Christopher Cross. Mi consuelo fueron Facundo Cabral, Alberto Cortez, y Les Lutihers.

Me cite con su ciudad, con su país sureño y andino, con el buen aire del Río de la Plata, con columnas, capiteles, cornisas, con el deseo acumulado de conocerte de nuevo, Maria Elena Walsh inundó de palomas mi esperanza, se mezclaron en mi pecho los poemas de Oliverio Girondo con los de Borges y Gelman. No supe ya nada más, continúo buscándole por el mundo, donde quiera que la fuerza del acento me circunda. “Volver” siempre será una recompensa, la ultima vez fue hace tanto tiempo, pero 20 años no es nada, por ahí andan Vitale, Piazzola, Santos/Discépolo.

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