DÉCIMAS A VALIENTE
Intentaré usar tu
espada
sin pretender ser
valiente,
solo tu verso es
cimiente
de la más pura
tonada.
En mi mente está
grabada
luz que tu alma
expandía,
te vi llegar cada
día
a la puerta de mi
casa
ya estaba el café
en la taza
y en el aire la
poesía.
Envuelto en tu sentimiento
meditabundo
callabas
y en tu mente se
forjaba
la rima en el pensamiento.
Describiendo el
sufrimiento
del pueblo con tu
mensaje
se desdibujo el
paisaje
para colorearse
luego
cuando tu verso de
fuego
era el arma en el
combate.
En ti admiré esa
virtud
que solo el poeta
posee,
ver lo que otro no
puede
y en palabra
hacerlo luz.
Ejemplo en mi
juventud
las décimas que
enviaste
y con ellas nos
dejaste
abrigo para el
invierno
recuerdo que ya es
eterno
sin tiempo que lo
desgaste.
Y aunque no lo
apuntaste
repite el verso “al
amor”
que te dictó el
corazón
(ese día no
improvisaste)
La luz dices,
divisaste
de estrella que
madre es,
no importa saber
qué fue
qué pasó en aquel
segundo
el mayor amor del
mundo
te aplaudió, puesto
de pie.
Más otro verso me
hiere
muy dentro del
corazón
mi abuela, desde el
sillón
hablando con las
paredes.
Captaron tus
poéticas redes
que su corazoncito
anciano
enviaba hasta lugar
lejano.
Y en décimas
describiste
contándonos que le
viste
lagrimeándole la
mano.
Valiente, yo te
agradezco
el verso en el agua
fría
veinte años
después, poesía
en todas partes
padezco;
fuiste mi mejor
maestro
sin que yo lo
comprendiera,
ahora cuantas cosas
diera
por sentarme a
conversar
siempre podrás
contestar
al tema que yo
prefiera.
Cuando se murió tu
hermano
se te quebró tu
mitad
muchos, te vimos
andar
como medio ser
humano.
La muerte te dio su
mano
sentiste su tacto
frío,
te miraste un día
en el río
con un dolor tan
profundo
pues quedaste en el
mundo
como un espejo vacío.
San Antonio dijo
adiós
a su poeta un buen
día
se quedo sin poesía
y hasta el río
enmudeció.
Pero luego
comprendió
que estabas en
todas partes
en las calles, en
los parques,
el tres, el punto
cubano,
el olor del café,
el habano
y en la palma de
los valles.
Los años siguen su
hastío
la vida marcha
adelante
nos quedará
recordarte
y ver tu espacio
vacío.
Estés donde estés
te envío
estos versos sin
espinas
sabrás perdonar mis
rimas
lo que vale es el
intento
dejaré mi voz en el
viento
donde la tuya le
anima.
O.Perez / julio 2002
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