VESTIDA DE MIMO Y EMBARAZADA
EN EL PASEO DE SAN TELMO
Inmóvil como la foto
en la serenidad de un mar que se detuvo
para verte llorar en tus infiernos.
Angélicamente le sonríes a los niños
regalas un adiós a cambio de monedas
que cantan con su tintineo de siempre.
Al final del día hay para dos,
para el veneno y el amor.
Comparten tu intemperie las palomas y los perros
las flores pálidas de los jardines
y las losas del pavimento pulido por el mundo.
Sin brusquedad te meces en un sueño
sabes que dentro palpita un corazón
inmóvil como la foto.
Vestida de Mimo das un toque de ternura
a la ciudad cruel infinita que te mira
aunque por dentro te oprima esta tristeza
que ahora siento.
22 de enero del 2mil
EN EL PASEO DE SAN TELMO
Inmóvil como la foto
en la serenidad de un mar que se detuvo
para verte llorar en tus infiernos.
Angélicamente le sonríes a los niños
regalas un adiós a cambio de monedas
que cantan con su tintineo de siempre.
Al final del día hay para dos,
para el veneno y el amor.
Comparten tu intemperie las palomas y los perros
las flores pálidas de los jardines
y las losas del pavimento pulido por el mundo.
Sin brusquedad te meces en un sueño
sabes que dentro palpita un corazón
inmóvil como la foto.
Vestida de Mimo das un toque de ternura
a la ciudad cruel infinita que te mira
aunque por dentro te oprima esta tristeza
que ahora siento.
22 de enero del 2mil
ESTATUA SIN NOMBRE
a Francisco Bonnín
Inmóvil
con el aire moviendo el bronce de tus cabellos
mirando de reojo a la ciudad
que indiferente pasa por tu lado,
sin apenas leer ese cartel transparente
que alguna vez debió nombrarte.
Algún turista distraído
con sus calcetines blancos
bordea el pedestal de mármol
soporta el olor horrible de los bidones de basura
intentando encontrar algún letrero
que te identifique.
Jamás he visto una flor colocada a tus pies
tan solo se marchita la ciudad,
mientras de tu paleta brotan rosas.
Yo te regalo este poema
la naturaleza muerta de mis palabras
marina de mi alma vagabunda.
Pasaré por tu lado
miraré de reojo tu silueta
tus pinceles como dardos disparados
escriben una vez más en mi corazón
tu nombre transparente,
el arco iris nace en tu paleta
mientras el aire mueve el bronce de tus cabellos.
dic-02
a Francisco Bonnín
Inmóvil
con el aire moviendo el bronce de tus cabellos
mirando de reojo a la ciudad
que indiferente pasa por tu lado,
sin apenas leer ese cartel transparente
que alguna vez debió nombrarte.
Algún turista distraído
con sus calcetines blancos
bordea el pedestal de mármol
soporta el olor horrible de los bidones de basura
intentando encontrar algún letrero
que te identifique.
Jamás he visto una flor colocada a tus pies
tan solo se marchita la ciudad,
mientras de tu paleta brotan rosas.
Yo te regalo este poema
la naturaleza muerta de mis palabras
marina de mi alma vagabunda.
Pasaré por tu lado
miraré de reojo tu silueta
tus pinceles como dardos disparados
escriben una vez más en mi corazón
tu nombre transparente,
el arco iris nace en tu paleta
mientras el aire mueve el bronce de tus cabellos.
dic-02
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