domingo, 5 de octubre de 2008

PARA HABLAR DE MI PUEBLO


Hoy no hablo de grandes capitales
de la Roma imperial, ni de Stalingrado,
no hablo de Nueva York ni de París,
hablo de un pueblo sencillo,
de un pueblito humilde,
que aunque es una calcomanía
de los demás pueblos coloniales de mi patria
tiene el resplandor de una estrella
en las entrañas.

Pegaditas unas a otras
las fachadas, tristemente alegres
y los tejados que han perdido
el rojo cocido del barro
y el moho perezoso sobrevive al sol.

En el horizonte retumba el eco de las hachas
cortando el último árbol de un bosque encantado.
Por el río bajan los asombros de los días
y las verdes hierbas acuáticas
parecen que van en dirección del agua mansa.

No es solamente la nostalgia
la que me hace caminar
de memoria por sus calles,
bien es cierto que estando allí,
uno no se da cuenta, cuanto le ama.

No hablo de las grandes ciudades de la fortuna
hablo de la villa del humor, del bobo de Abela,
de Silvio niño tirando piedras para el cielo,
hablo de mí mismo sentado en la mañana de mi ayer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aqui un homenaje a toda mi gente de Ariguanabo, a los que estan aun alli, en aquel terruño, y a los que se fueron por diferentes razones y motivos.
Especialmente a los abuelos Julia e Ignacio, Locha y Locho, Mima Carmelina, Angelito Valiente, La tia Maria, Nano, Mingo, Albertico.
A Tica y Mana.
Onelio

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